LA HISTORIA DETRÁS DEL TRIUNFO
LA HISTORIA DETRÁS DEL TRIUNFO
Luciano se desplomó sobre la cancha, su cuerpo exhausto pero su rostro brillaba con una sonrisa de triunfo. Había ganado su segundo ATP, esta vez en Marrakesh. Mientras se agarraba la cara, su mirada se posó en su muñeca derecha, donde un tatuaje con el nombre de su abuela, Elisa, parecía iluminarse con un significado especial. Besó su muñeca, quizás agradeciendo a su cuerpo por haber soportado la presión o quizás recordando a la mujer que había sido su apoyo incondicional.
La historia de Luciano comenzó muchos años atrás, cuando su padre, Gino, un apasionado del tenis, decidió enseñarles el deporte a sus hijos, Luli y Vito. Gino había sido un excelente jugador en su juventud y ahora se dedicaba a entrenar a otros, pero su verdadera pasión era ver a sus hijos triunfar en la cancha.
La abuela Elisa, madre de Gino, con su amor y dedicación, se convirtió en una figura fundamental en la vida de los chicos, viajando con ellos a Europa, cuidándolos y apoyándolos en cada paso de su carrera.
A medida que Luciano crecía como jugador, su relación con su novia se volvía cada vez más complicada. Ella era joven, hermosa y llena de vida, pero Luciano sentía que no podía darle la atención que merecía debido a su carrera en el tenis. Decidió dejarla, pensando que era lo mejor para ambos.
En medio de esta decisión, Marrakesh. El triunfo se convirtió en un bálsamo para su corazón lastimado.
Sin embargo, el dolor de la separación aún estaba fresco cuando recibió la noticia de que ella alentaba ya, a otro jugador en la tribuna. Luciano se sintió traicionado, traición si, como si el golpe de la derrota hubiera sido aún más doloroso que el de la raqueta de su oponente.
En ese momento, Luciano recordó las palabras de su abuela Elisa, quien siempre le había dicho que la vida era una montaña de altibajos, pero que siempre había que seguir. Aunque ella ya no estaba allí para consolarlo, Luciano imaginó una sopa y las manos trabajadoras de su abuela, sabía que su espíritu seguía vivo en él. Besó su muñeca derecha, sintiendo que Elisa estaba allí con él, guiándolo hacia la victoria y la paz.
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